13 de junio de 2021

Game over

Apenas entré sentí que ese iba a ser un gran día. Por primera vez la tarea me tocaba a mí. Limpiar hasta la última gota de sangre, como si nada hubiese pasado, aspirar al muerto y mandarlo al infinito por el tubo, poner el departamento en alquiler. De nuevo. Era fácil, ninguna ciencia.

El cuerpo estaba en la habitación, cruzado en la cama, boca abajo, como dormido. Era el primero que caía esa semana. Cada vez duraban menos, la sangre joven sumaba puntos muy rápido y los jugadores estaban insaciables. Acá el tiempo vuela. Quiero un rubito de ojos claros había dicho la Gran Dama y cayó este pobre pibe que cumplía con todos los requisitos. De unos veinte, alto, cuerpo atlético, toda la pinta.

Las jugadas eran eternas, desde el día uno que no lo dejó dormir. La Gran Dama estaba tan contenta con su adquisición que esa semana lo hizo atravesar más de cien pantallas. No lo dejaba dormir, apenas le hacía comer lo que necesitaba para ganar cada jugada, era su marioneta preferida. 

El flaco llegó con una valija, jeans y camisita blanca, bien cheto, creyendo que se iba a ganar unos cuantos manguitos como taxi boy, pero no. Les pasa a todos estos eh, esos que creen que se las saben todas, que quieren escapar de sus vidas de mierda. Todos terminan así. La otra, la posta, es ser funcionales al sistema y hacer lo que nos dicen que hay que hacer.

Apagué todas las pantallas que anunciaban próximas jugadas y me imaginé a los jugadores expectantes por los nuevos muñequitos que llegarían a la semana para manipular. Con la promesa de un nuevo trabajo, o una nueva conquista con plata que los iba a mantener o el clásico "vas a ser famoso". Caían como moscas.

En el piso, las dopa desparramadas. ¿Habrá sido un intento desesperado de suicidio entre partidas? A veces pasaba, que se daban cuenta, pero les duraba un segundo. La dopa era de las drogas, la más letal. El departamento era un monoambiente y se sentía una jaula. Siempre me pregunté quien dejaría una vida en el campo para morir en esta cueva… bueno, claro, no lo sabían… ¿No lo sabían? 

Dejé la alfombra impecable, cambié las sábanas, reuní todas sus cosas en el hall de entrada, al lado del cuerpo. En unos minutos, listo, todo se lo chupa el tubo. Le di la señal a Bebo, el reclutador, para que grabe el video de siempre y lo suba a las redes para que empiecen a llegar las postulaciones. Esta vez querían una mina. Que sea flaca, rubia y que le gusten los zapatos, dijo Wonder el Boy. Era zarpado ese. Le gustaba el sado y era medio perverso, si es que alguien lo puede ser a medias. Andá a saber qué le pintó ahora...

Cuando creí que ya estaba el trabajo terminado me llama el Lord. Casi le corto y menos mal que no sino no la contaba… Ajá… OK… Bien…Lo que digas Lord. Fui a buscar la valija con la ropa del muerto, que ahora iba a ser mía y luego descarté su cuerpo por el tubo. Me acosté en la cama boca abajo, cruzado, esperando instrucciones, simulando no tener vida. El comienzo era inevitable.

Ahora ocupo su lugar, la partida debe continuar, quedan muchas pantallas por delante. En fin, de eso se trata ser funcional al sistema.

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