En estos días de mucho trabajo, respiro con cualquier actividad creativa.
Hace bastante que no escribo, ni en este blog ni en la vida misma. Sólo mails laborales, informes y demás, por eso hoy me tomo esta licencia.
Será que es viernes y una se siente más libre (o que estoy escuchando a Arjona desde que amanecí).
Descubrí en estos recreos creativos la calma del papel en mis manos, cómo me hace poner la mente en blanco. Ya sea cosiendo cuadernillos o haciendo origami, me transporta a un lugar de paz.
La sensación es casi la misma que cuando entro a una librería. Nunca me dan ganas de irme.
Ahí le encuentro sentido a hacer algo "porque sí", sin obligaciones, ni nada. Sólo por el momento, ese momento. Mi Soma.
Recuperé también el hábito de la lectura en el subte y a la noche, a veces, antes de dormir.
Leo libros "de carne y hueso", nada de e-reader. Llámenme dinosaurio pero es la magia del papel que no cambio por nada.
Leo de todo un poco y deliro mucho más. Todo me da indicios de historias para escribir. Todo tiene que ver con todo.
A veces pienso que día a día voy armando en mi cabeza la novela que voy a escribir a los 50. Quién sabe.
Ya subiré fotos de mis producciones de cuadernos y origami, que merecen un post aparte. Para mi novela, tendrán que esperar unos años más.
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