Les cuento que escribí un fragmento para llevar a la clase del jueves. No era obligatorio pero elegí empezar con el pie derecho... Bah, después de mandarlo al grupo -sin antes mostrar la versión definitiva a mis dos críticos preferidos: mi novio y mi madre, mamá me dijo: "Hay un error... y esto debería ser...yo lo entendería mejor si...". En fin... es posible que tenga razón pero ya está, recibiré los palazos con el orgullo de por lo menos haberme sentado a escribir. De animarme. Después de todo, es el camino que elegí.
Mi novio, que es sinceridad extrema, me dijo: "Estás re loca amor, es atrapante, te felicito". También es posible que tenga razón así que digamos que equilibramos con los comentarios.
Igual, dudo que un escritor tenga que estar pendiente de las críticas. Como todo en la vida, nunca se puede conformar a todo el mundo, y está el que te va a criticar con buena leche y el que va a hacerlo con mala leche. Las primeras serían las llamadas "críticas constructivas" (de ego, agrego) y las segundas, "mejor hacer oídos sordos".
Yo por lo pronto estaré segura de haber hecho un buen trabajo, a conciencia, planificado... Cómo me gustó esta parte del oficio de escritor! Ah! No les conté! El profesor de "Iniciación a la escritura" nos comentó que todos los escritores, o almenos quienes se tomaban este trabajo en serio, planificaban la escritura de una novela: armaban los personajes, la historia, las escenas, etcétera. Obviamente hay una pequeña dosis de improvisación, pero nada de "el personaje me fue revelando la historia" o "la historia fluyó a medida que me senté a escribir".
Cuestión que nada es absolutamente improvisado (esa fue mi conclusión). Me vi enseguida rodeada de notas, notitas, fotos, fotitos, dibujos, gráficos, hojas y hojas, PLANES para mi futura novela. Es lo que estaba necesitando que me digan!!!
Si lo pensamos un poco tiene algo de lógica, porque cómo vas a escribir una historia que no sabés hacia dónde se dirige, cómo vas a hablar de un personaje que no conocés, cómo vas a describir un paisaje si no sabés dónde estás parado.
Cierto es que siempre que me siento a escribir no tengo idea de qué y finalmente algo sale, pero para escribir algo EN SERIO, ahora ya sé por dónde empezar.
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