Tanto trabajo y tantas cosas en la cabeza, que cuesta este lunes pero lo llevo con una sonrisa de oreja a oreja. Día de buenas noticias y de despeje mental.
Este jueves DEBIERA volver al taller y antes leer los dos cuentos que DEBIERA haber leído estos días feriados, pero la verdad, les saqué el jugo a estos días de recreo haciendo la nada misma y pasando tiempo con mi novio y mi familia.
Igual, venía de una semana de libros muy presentes. Hice mi tradicional paseo de mediodía por el Yenny de Florida y debo confesar que estoy enamorada de esa líbrería. Enfrente de mi amor incondicional (ahora no tanto) Cúspide, en pleno Microcentro, es mi lugar en el mundo en esta city porteña.
Es un Palacio de Libros, que al entrar enseguida te abriga y te invita a quedarte -frase trillada pero cierta- pero bueno, siempre tengo que volver... con las manos llenas. Me compré un libro de Historia del Arte y otro de Símbolos.
Me agarró este año un ataque de indagar acerca de simbolismo, creencias, religión, sueños, yoga, espiritualidad... En fin, estoy en esa búsqueda. Lo que todavía no logro es sentarme a escribir por motu propio. No encuentro el momento, el lugar, nada. Igual, leo y sigo pensando en presentarme en algún concurso este año.
Creo que me voy a pasar todo el año buscando el lugar y no lo voy a encontrar, aunque sé que si me lo propongo realmente, ahí va a estar.
Como en un sueño que tuve hoy, que alguien me dijo: "Si te proponés bajar de peso, en un mes bajás".
No sé que tan acertado es ese consejo -según mi experiencia, es un disparate- pero podría aplicarse a todo, no?
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